Descripción
de William Somerset MAughan
A título de postscriptum. Ayer cumplí setenta años. Al entrar en cada una de las décadas triunfantes, aunque quizá no sea racional, es lógico considerarlas como un acontecimiento trascendental. Cuando cumplí treinta años, mi hermano me dijo: “Ya no eres un muchacho, eres un hombre y tienes que ser hombre.” Cuando cumplí cuarenta me dije: “Es el final de mi juventud.” A mi quincuagésimo cumpleaños me dije: “Es inútil hacerse ilusiones; es la media edad y hay que resignarse.” A los sesenta me dije: “Es tiempo ya de poner mis asuntos en orden; estamos en el umbral de la vejez y debo hacer mis cuentas.” Decidí retirarme del teatro y escribí The Summing Up, en el cual traté de resumir en provecho mío todo lo que había aprendido de la vida y la literatura, lo que había hecho y la satisfacción que me había procurado. Pero de todos los cumpleaños creo que el septuagésimo es el más trascendental. Uno ha alcanzado las tres décadas que el hombre está acostumbrado a aceptar como la concedida expansión del hombre y sólo pueden considerarse aquellos años como un remanente hurtado a unas inciertas contingencias mientras el viejo Tiempo, con su guadaña, tiene la cabeza vuelta hacia el otro lado. A los setenta años no se encuentra ya uno en el umbral de la vejez; está de lleno en ella.